Este verano tuve la oportunidad de disfrutar de uno de los espectáculos culturales más impresionantes que se pueden contemplar hoy en día, el Circo del Sol. Realmente, no se parece en nada a lo que hayas podido ver antes. No es un circo puramente dicho, es mucho más, es un espectáculo donde el cuerpo, la música, el vestuario, las luces, es decir, todos los factores tienen suma importancia, además de poseer un hilo argumental que hace de la puesta en escena algo visualmente perfecto.
Mención especial merece el apartado musical: sublime. La música en directo viene a subrayar cada uno de los momentos por los que pasa el espectáculo, con temas que tienen que ver con el jazz, el tango, el pop o la música judía de la Europa Oriental, con las Damas poniendo sus voces a unas letras construidas en base a sonidos más que a palabras.
En definitiva, el Circo del sol supone algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, es la fusión de la perfección. Así que si vuelven a dejarse caer por estos lares, aunque valga caro (que lo vale), yo seré de los primeros en sacarme mi entrada. Sólo se vive una vez, y creedme, merece la pena ir y ver con tus propios ojos tan glorioso espectáculo.
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Mención especial merece el apartado musical: sublime. La música en directo viene a subrayar cada uno de los momentos por los que pasa el espectáculo, con temas que tienen que ver con el jazz, el tango, el pop o la música judía de la Europa Oriental, con las Damas poniendo sus voces a unas letras construidas en base a sonidos más que a palabras.
En definitiva, el Circo del sol supone algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, es la fusión de la perfección. Así que si vuelven a dejarse caer por estos lares, aunque valga caro (que lo vale), yo seré de los primeros en sacarme mi entrada. Sólo se vive una vez, y creedme, merece la pena ir y ver con tus propios ojos tan glorioso espectáculo.
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