martes, 20 de enero de 2009

La primera papilla de frutas a tu bebe

Hasta ahora todo era coser y cantar. La alimentación de Paula se resumía en un amorramiento a la tetilla de turno y a mamar se ha dicho. Pero ahí amigos, todo lo bueno se acaba. La semana pasada empezamos con los llamados sólidos, o en otras palabras, empezó la madre de todas las batallas.

El día D intentamos darle su primera papilla de frutas, una semana después seguimos dándosela. Si os soy sincero, la situación a día de hoy es dantesca. Llegan las cinco de la tarde, y os podéis imaginar el cuadro: yo enfundado con el chubasquero y las catiuscas de turno recibiendo tropezones en forma de papilla; el suelo de la cocina sin nada que envidarle al mejor de los fangales; la cría en sí convertida en un tropezón gigante. Ja, ja, me rio yo de la Tormenta del desierto y mariconadas similares. Aquí los quería ver yo.

Ya hemos probado con todo, disfrazarme de sonajero gigante, asomarla a la ventana y yo infraganti descolgarme edificio abajo cuchara en mano haciendo rapel, enfocarle la típica lámpara al careto, agujas entre las uñas….. (esto último ye broma eh, que visto lo visto si algún magistrado lee esto, mañana toy en el truyo esquivando pastillas de jabon)

En resumidas cuentas, que visto el cuadro, voy a tirar la casa por la ventana. Estos días estoy en negociaciones con una empresa alemana para que me suministren una tuneladora con sus cincuenta operarios y así abrir la boca de Paula por fin.

Ahí os dejo la prueba gráfica de que todo lo que os he contado es la cruda realidad. Os aviso que esta imagen dada su crudeza puede llegar a herir la sensibilidad de alguno.

Me vuelvo a la trinchera. Seguiremos informando.




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