viernes, 16 de enero de 2009

GRANDES VIAJES - LA PATAGONIA

Nuestra primera parada. El parque de los Glariares nos esperaba para mostrarse ante nosotros en todo su esplendor.
Calafate es una villa que toma su nombre del pequeño arbusto "calafate", típico del sur patagónico. Es un lugar pintoresco, remanso de paz y vegetación, y donde sus calles tienen un encanto particular caracterizado por una edificación de casas bajas, cálidas y rústicas en el marco de un paisaje azul que se confunde con el cielo.
Entre los 356 glaciares existentes en el denominado Parque de Los Glaciares, el Perito es sin duda el más imponente, con un frente de 5 Km. y una altura de más de 60 metros sobre el nivel del agua.


De esta primera etapa de nuestra estancia patagónica, mención aparte merece el minitrecking por el Glaciar. ¿Como describir ese momento? Complicado si no lo has vivido. Una vez ataviados con los pertinentes crampones, y después de unas breves instrucciones, allí estabamos, con el glaciar bajo nuestros pies. Emprendimos en fila de a uno el camino entre innumerables grietas, sumideros, pequeñas lagunas y bloques de hielo fragmentados observando atónicos el paisaje tan increíble que teníamos ante nosotros. Había pasado cerca de hora y media cuando la excursión llegó a su fin. Queríamos más, no nos resistíamos a que aquello finalizara. Pero al final del recorrido, una dulce sorpresa nos aguardaba: bombones, whisky y hielo picado al instante para brindar por nuestra pequeña travesía glaciar.
El segundo día tocó visitar navegando los glaciares Upsala, Spegazzini y la Bahía Onelli. Sin duda esta desde mi punto de vista será la excursión más impactantes de todo nuestro viaje. Como se suele decir, hay experiencias que marcan un hito en la vida, y desde mi modesta opinión, lo que iba a ver ese día es una de ellas.
Lo primero que te llama la atención es ese color verdoso especial de las aguas, debido a un fino producto de la unión de los glaciares llamado leche glaciar.
Gran parte de la navegación la realizamos entre grandiosos témpanos de colores increíbles. Bellísimos colosos de hielo que impresionan y conmueven a quienes llegan hasta aquí. Expresar con palabras los miles de azules que encierra el hielo es tarea imposible. Por miles de fotografías que tomes, por decenas de experiencias que te transmitan otros viajeros, nada es comparable con la realidad. Ese mar de hielo que se abre allá donde mires es difícil de definir. La impresión es la de estar en otro mundo, donde la naturaleza se nos muestra en todo su esplendor. El espectáculo es continuo, poder observar desde muy cerca el desprendimiento de bloques de hielo de diferentes tamaños, escuchar el estruendo que producen, y luego observarlos transformados en maravillosos témpanos flotantes, es una sensación unica e irrepetible.

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